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Nada podemos esperar sino de nosotros mismos. José Gervasio Artigas


sábado, 22 de noviembre de 2008

APRENDAMOS DE LA HISTORIA

Villa Constitución y el poder de Acindar

El 16 de marzo de 1974, doce mil personas celebraron en la plaza San Martín de Villa Constitución una victoria gremial, social y política.
Después de más de una semana de fábricas tomadas -Acindar, Metcon y Marathon-, rehenes y amenazas, la Lista Marrón consiguió la posibilidad de contar con una obra social, el respeto de los delegados elegidos en las fábricas y las elecciones libres para noviembre de 1974.
Del otro lado estaba, nada menos, José Alfredo Martínez de Hoz, por entonces presidente de Acindar.
Un año después, el albergue de solteros de la empresa se convirtió en el primer centro clandestino de detención de personas en el país.
Pero fue a partir de 1970, tres grupos sindicales comenzaron a surgir en las empresas siderometalúrgicas de Villa Constitución, a la sombra de la intervención dispuesta por la UOM nacional, a través de la figura de Trejo.
Estos fueron: el Grupo de Obreros Combativos del Acero, el Movimiento de Recuperación Sindical y la denominada lista '7 de setiembre'. Los dos primeros funcionaban en la clandestinidad y semiclandestinidad. La unión de las tres corrientes determinó el origen de la llamada Lista Marrón.
Hacia 1973, las elecciones de delegados determinaron el triunfo de los sectores combativos y el rechazo a los ungidos por la burocracia sindical.
Trejo se fue de Villa Constitución en febrero de 1974, pero, sin embargo, las comisiones internas electas no fueron reconocidas por las patronales. En Marathon -empresa dependiente de Acindar- se llegó a despedir a los delegados electos simplemente porque no eran los señalados por la UOM nacional.
Llegaron, entonces, dos nuevos interventores, Fernández y Oddone.
'El 7 de marzo a la mañana, los interventores, un delegado y un personaje tenebroso, Ranure, que trabajaba en Acindar y era agente de la Triple A, entraron a la fábrica proclamando sección por sección que eran los normalizadores, que eran peronistas, que en las próximas semanas habría elección de delegados, y advirtiendo que entre los delegados y la comisión interna había comunistas y que era deber de todo peronista votar peronista', recordó Angel Porcu, miembro de la comisión interna de Acindar desde 1972 hasta su detención el 20 de marzo de 1975.
A partir de ese momento comenzó la toma de fábricas decidida por una asamblea general.
'Los portones fueron inmediatamente cerrados y controlados por piquetes obreros. Al personal jerárquico no se le permitió abandonar la fábrica y se lo mantuvo encerrado en las oficinas de Relaciones Industriales. Las calles fueron obstaculizadas para que no circularan vehículos. Más tarde se formaron nuevos piquetes para que se turnaran y rondaran por todos los portones. Cuando apareció el riesgo de la intervención policial se utilizaron vagones del ferrocarril a los que se cruzó en las calles donde había cruces de vías. También se construyeron, con las bandejas de madera, barricadas con tanques de gas oil, preparado todo para empapar las bandejas y prenderles fuego', relató Porcu desde el interior de la cárcel de Sierra Chica, entre 1975 y 1976.
El 8 de marzo adhirieron a la huelga metalúrgica el gremio textil, los docentes y hasta el Centro de Comerciantes de Villa Constitución.
Surgió también una comisión de mujeres en apoyo a los trabajadores en lucha.
En forma paralela, los 'fachos' comenzaron a intimidar a la población y a las familias de los obreros.
'En los barrios de Villa Constitución los chicos en lugar de jugar a los cowboys jugaban a los fachos,', recordó Victorio Paulón, hoy secretario adjunto de la UOM e integrante de la Mesa Nacional de la Central de Trabajadores Argentinos.
El sábado 16 de marzo llegó el triunfo.
De la mano de dos representantes del Ministerio de Trabajo de la Nación, 'reconocieron a los once delegados sancionados y a la nueva comisión interna de Marathon; se reemplazó a Fernández y Oddone por nuevos normalizadores; y se decidió llamar a elecciones democráticas y entregar la seccional a la nueva comisión directiva en un plazo de 120 días'.
El acta fue leída en la plaza San Martín ante 12 mil personas. Fue una fiesta popular. Había nacido, para la historia social argentina, el Villazo.
En 1975 hubo una huelga de casi sesenta días.
Se formó un comité de huelga que causó una paralización de las fábricas durante casi sesenta días.
Hoy Acindar forma parte de la mayor multinacional del acero de origen hindú y todavía no dio ninguna respuestas sobre la represión desatada a partir del 20 de marzo de 1975.
La empresa ocupa el décimo sexto lugar entre las quinientas exportadoras santafesinas y el monto total de sus negocios ascendió a 130 millones de dólares durante 2006. Unos 250 dólares cada sesenta segundos.
A pesar de esta impunidad, la experiencia de Villa Constitución es un ejemplo por partida doble: por un lado muestra el camino de la victoria popular a través de la unidad de los distintos sectores sociales y, por otro, que la decisión original de desatar la represión contra la clase trabajadora surgió del corazón de las grandes empresas argentinas.
Igualmente, a más de treinta años de los hechos, queda claro que la memoria, la verdad y la justicia tienden puentes entre las generaciones para que la palabra futuro, una vez más, vuelva a tener sentido para las mayorías del país.
Una definitiva gambeta del amor a todas y cada una de las formas del odio y el olvido.
Fragmento de:
CARGILL, PETROBRAS, VICENTÍN y ACINDAR
De la epopeya a la dependencia del tercer milenio
Por: Carlos del Frade (especial para ARGENPRESS.info) - Fecha publicación: 22/10/2007