OPINIÓN: cambios en la docencia que tiñen a todos
Daniel Tirso Fiorotto
Especial para ANÁLISIS
No hay agrupación gremial entrerriana, en ningún rubro, que se compare en volumen, identidad, rebeldía y crecimiento a la llamada Rojo y Negro, de los docentes. Cualquiera sea el resultado de las elecciones complementarias (si se concretan) del 11 de diciembre (que desentonan con la bien considerada democracia de Agmer), los rojinegros y los simpatizantes de esta corriente de cambio ya se ganaron un capítulo este año en el libro de oro del sindicalismo, a puro pulmón. Algunos dirigentes y funcionarios, coincidentes en su cándido empeño por tapar el sol con las manos, hurgan en pormenores que puedan desdibujar la renovación, y por ahora no lograron más que fogonear un movimiento que, con las patas en el aula, se apresta a marcar rumbos en la política general de los panzaverdes. Pero ¿qué cambia en verdad y de fondo, para los docentes y el resto de los entrerrianos, esta suerte de primavera?
La cuestión docente dejó de ser un asunto sectorial, para teñir la vida de los entrerrianos.
La política en general acusará el impacto del avance, voto a voto, de la agrupación sindical Rojo y Negro –RyN- que está exhibiendo una construcción distinta, con buenos resultados.
Hay quienes pueden ver y no quieren, hay quienes no pueden ver, pero lo curioso del fenómeno es que llega no con fricciones sino con estribillos y banderas en alto. Lejos de ser una movida áspera, se pinta bien en las asambleas de debates firmes, en los encuentros de capacitación, en los fogones y los cánticos rebosantes de energía, de alegría, de vitalidad. Lo hemos constatado en las escuelas, en la calle.
Las obreras y los obreros de la tiza se pusieron a la vanguardia de una movida política hondamente transformadora, desde lo sindical. La semilla sembrada hace tiempo ha germinado, ha dado frutos, y en principio la comunidad política no parece advertir la masa crítica, en calidad y convicciones, de docentes que empujan el cambio. De docentes que no entienden la lucha educativa como aislada de otras luchas: al conferir poder mediante el voto, las maestras y los profesores están dando mandatos políticos muy claros y reformistas. De ahí que algunos políticos y gremialistas con poder tradicional se muestren renuentes a reconocer esta victoria con mayúsculas.
Educación en un sistema
La identidad de la RyN, bien definida y “a paso de vencedores” (como mandaba el general de Ayacucho a los combatientes de toda la América Criolla para erradicar al conquistador), esa identidad podría explicarse a través de distintos testimonios pero esta agrupación se exhibe mejor y entera en su intercambio con las escuelas, en un ir y venir siempre con preguntas y respuestas.
Ese ensamble está a la vista, no hay una elite distante, hay una conducción en diálogo permanente. Y también se muestra aquella identidad en ese mundo distinto que simboliza el Encuentro Latinoamericano de Alfabetización Popular, obra genuina de participación, reflexión, debate, de aporte por encima de la coyuntura y con mirada sistémica. Ese Encuentro anunció lo que será el gremialismo con la presencia masiva de esta joven generación de docentes que valoran el saber escuchar, legado de Paulo Freire.
Ese bien llamado “Encuentro”, entregó una lección extra: la decisión del oficialismo de ausentarse. Tal vez hasta ese punto deba retrotraerse el oficialismo en retirada, para explicarse la raíz de sus derrotas de 2008. Tal vez hasta la miopía aquella.
Con liderazgos, sí, pero sin paternalismos, lo que se ve en el nuevo universo de los docentes es una corriente, y muy arraigada en asuntos políticos y sociales. Ya no se puede comprender a la educación como un tema aparte, aislado, sólo para especialistas y encasillado entre los pupitres y el pizarrón.
Tampoco cierra aquella práctica del diálogo a solas y a escondidas entre el sindicalista y el ministro para evaluar qué se puede conseguir, qué será lo mínimo que pueda torcer una medida de acción. No. Los mismos docentes entrerrianos, las maestras, los profesores, o una gran masa de ellos, hoy nos exigen (enhorabuena) ubicar la educación dentro de un sistema, y abordar los grandes asuntos con transparencia, a la luz del día, sin compincherío inconducentes, sin connivencia.
No se sostiene
Los que más saben del sistema, los que padecen las estructuras anquilosadas y a veces se sienten entrampados y enviciados, ellos mismos, decidieron abrir los ojos y nos están pidiendo que abramos los ojos porque esto no se sostiene. La corriente debe interpretarse, así, como una convocatoria a darnos mutuamente las manos porque la reforma necesaria en la educación y sus circunstancias no será sin sacudones. Y todo porque la experiencia entregó una gran conclusión: como van las cosas, si no se produce la reforma, si caemos en la resignación del discurso único, terminaremos chocándonos.
Los docentes entienden que la mirada clásica los frena, los castra, y sólo conviene a gobernantes sin otro proyecto educativo que el conservar lo que hay, con el menor conflicto posible. Esa consigna de no mover el avispero conviene a dirigentes más o menos comprometidos con el poder de turno (con compromisos que, a todas luces, alfombran el plano inclinado), y en parte es aceptada por padres que prefieren aceptar el sistema como está, conservar las apariencias.
La nueva corriente se expresa en las posiciones críticas adoptadas por la RyN en distintos asuntos, en este lustro; en temas vinculados a educación, salario, relación laboral, capacitación, inversiones en los edificios y soportes técnicos; y también en conciencia de que una verdadera y necesaria revolución educativa no debe esquivar el debate sobre pedagogía, sobre los temas del aula, desgranamiento de la matrícula, modos de retención de chicos sin desatender la calidad del proceso de enseñanza, democracia sindical… Pero en el mismo plano, y aquí está el plus de la RyN, una mirada integral sobre la educación obliga a incursionar en otros puntos: sistema económico, producción, impuestos; distribución de recursos, federalismo, coparticipación, presupuestos, rol del estado, política en suma. Igualdad de oportunidades, prioridades, pueblo, cultura, identidad regional y continental, justicia, proyecto de país, inserción de la Argentina en Latinoamérica… Esta corriente plantea a los entrerrianos, a todos, que no es estrechando la mira como se comprenderá el estado de la educación y como se superarán los problemas, sino al contrario: abarcando el sistema en su complejidad, ampliando el panorama, escudriñando en las causas, las raíces. E imaginando un sistema que acepte interrogantes, que no niegue la crisis, que dé respuestas eficaces durante los próximos 20 años. Esta renovación dice ¡basta! Dice que los bacheos son un engaño, un placebo para entretenernos, que se necesitan rutas nuevas.
La deuda pública, también
Estamos entonces ante un giro de 180 grados en la óptica y eso se traducirá en cosas concretas. Los docentes dieron un gran salto y resta ver si la sociedad acompaña, cuando otros gremialistas más aferrados a lo clásico, y los gobernantes, prefieren que el modelo que los sostiene no sea puesto en cuestión.
Para decirlo con ejemplos: si el sindicalismo tradicional reclamaba 50 pesos más al mes (sólo para una referencia), la nueva corriente reclamará un sueldo digno, una escala no achatada, y con la misma intensidad señalará el modo de que los chicos retornen al aula, el modo de hacer del aula un lugar, un ámbito; y apuntará los temas a tratar, el modo de abordarlos, los soportes técnicos para lograr los objetivos, los recursos de todo tipo para permitir que la educación salga de los oropeles con tantos docentes deprimidos y tantos alumnos sumidos en el desánimo, todo un mundo uniforme y desabrido, en una decadencia que el voluntarismo del trabajador no alcanza a revertir. Contra esta decadencia marcha la corriente, eso es lo que demuestra la RyN y promete hacia futuro. Por eso es su hora, por eso esta energía grupal merece una oportunidad. Otros ya la tuvieron y la aprovecharon a su modo, con errores y aciertos que la historia sabrá juzgar.
Pero, para cerrar la idea, véase que esta corriente no agota la mirada en lo estrictamente educativo para hacer el diagnóstico y emprender el cambio necesario, sino que busca comprender al ser humano, y comprenderlo ante la incidencia del contexto (la lectura del contexto, mandaba Freire): las deudas con sectores postergados, los pagos a la pretendida deuda externa/eterna, la propiedad de los medios de producción, el proyecto de tren bala, la concentración del comercio en pocas manos, la cantidad de recursos que fluyen por las petroleras y mineras privatizadas y por la corrupción, la concentración del uso y la tenencia de la tierra… ¡La saludable distancia entre el sindicato y el gobierno!
Lo que viene, vale repetirlo, cambiará la manera de abordar los problemas y mañana diremos: los docentes lo hicieron.
Una cosa es, pues, reclamar recursos y otra involucrarse para señalar dónde pueden estar esos recursos, de qué forma usarlos y en qué proyecto. Una cosa es pedir lo mínimo, otra reclamar con fundamentos lo justo. Una cosa es resignarse a lo que supuestamente se puede, y otra luchar por lo que se debe.
Una cosa es pedir tibiamente un presupuesto para esta educación, y otra cosa es debatir y redactar un plan acabado, un proyecto educativo, y en virtud de ese proyecto enumerar los recursos necesarios y exigir decisiones con un conocimiento integral de la situación.
Lejos del partidismo
No es el sindicalismo el ámbito del partidismo, sí de la política. El sindicalismo clásico en la docencia se circunscribió a asuntos puntuales del área, demorado en circunloquios para señalarle injusticias y contradicciones al poder de turno. Allí puede haber otro punto para la reflexión, porque en tiempos de crisis las responsabilidades de un sector que conoce el tema educativo se multiplican, en proporción directa a la desidia de los gobiernos. Por eso no está mal esperar del docente una advertencia sobre el destino aciago que nos espera si continuamos caminando el plano inclinado de la desazón, y un diagnóstico político complejo y crítico. Y allí es, precisamente, donde se ve más sólida la RyN.
Sin tachar a nadie y sin poner en juego simpatías personales, si lo que interesa es la política, y en este caso más específicamente la política gremial, conviene estar atentos porque un sindicalismo fofo, sinuoso, oportunista, puede camuflarse detrás de una figura individual potable y hasta querible.
Lo que importa entones es la movilidad, la gracia, la creatividad de los que empujan desde abajo, el proyecto acabado, los testimonios grupales, y la articulación aceitada de los líderes con sus representados.
82 a 18 dice mucho
Los entrerrianos de la agrupación RyN decidieron curarse en salud, y en vez de agotarse en quejas y reclamos internos, optaron por dar debates, presentar propuestas, definir posiciones firmes ante la patronal. Esa es la agrupación que está a un paso ya de conducir el gremio más grande de la provincia de Entre Ríos, y de hecho logró una victoria admirable con el 82 % de las voluntades en el departamento Paraná, en elecciones transparentes. Donde el oficialismo mejor exhibe sus métodos, en Paraná, sólo alcanzó el 18 % de las voluntades, y manejando (y acaparando) un presupuesto formidable. El tirón de orejas para esos métodos, aquel 12 de noviembre, todavía aturde. Y si el oficialismo ya equivocó caminos, mal haría en postergar la autocrítica.
La RyN no llegó, entonces, para improvisar ni experimentar. Llegó con una solidez que puede repercutir en la educación y la política entrerriana. Pero hagamos aquí una salvedad: el cambio está ahí, siempre que esta identidad no sea malversada o licuada en disputas estériles; siempre que la hermosa energía ciudadana que estamos señalando no sea despilfarrada en puteríos domésticos a los que todos estamos expuestos, sin excepción, zonceras de las que la RyN deberá prevenirse.
Y el niño ya nació
Los entrerrianos asistimos este mes de noviembre, algo azorados, a un verdadero parto. La criatura nació, no depende ya de elecciones complementarias o acciones judiciales, no: la RyN tomó vuelo propio y está para conducir y de hecho ya conduce a los docentes, por la fuerza de las convicciones y la organización. Hay un liderazgo natural, y también hay mayoría: el 12 de noviembre la RyN ganó las elecciones. Los presidentes de mesa titulares y suplentes, y los fiscales de mesa de todas las agrupaciones firmaron actas transparentes que le dieron el triunfo a la RyN. ¿Qué pensarán los fiscales que entregaron toda una jornada de su valioso tiempo, para que el interés de unos pocos determine que su labor resultó defectuosa? Si estas elecciones no fueron válidas, entonces habrá que anular quién sabe si todas las elecciones conocidas en Entre Ríos, incluso en la propia Agmer.
¿Se ha buscado el pelo en el huevo? No abundaremos aquí sobe las razones de esta práctica, pero diremos que no son pocos los independientes que piensan que, en las mismas circunstancias, si la lista oficialista hubiera llevado una ventaja de 40 votos, la Junta Electoral la hubiera proclamado sin más. Esa es la sensación que experimenta gente no metida en la interna. Hay un dejo inocultable de arbitrariedad.
La Junta Electoral tenía un arma y jamás debió desenfundarla. Una verdadera pena, por los efectos del error.
En cualquier caso, con el resultado que sea en la justicia o en las nuevas urnas, acaba de nacer definitivamente un movimiento obrero docente en condiciones de capitalizar lo positivo de estas dos largas décadas, y destinado a sacudir la educación de la modorra.
Ahora, ¿se dan cuenta los políticos de este grito docente? A primera vista parece que no. Los llamados telefónicos de funcionarios de segunda y tercera línea a periodistas de algunos medios masivos para exigir que publiquen noticias favorables a la lista oficial de Agmer demuestran que los políticos partidistas están hoy a años luz de comprender el fenómeno. Qué pesada y mortificante se muestra la maquinaria partidista vertical, al lado de la agilidad, las luces, la horizontalidad, la vida en suma de organizaciones populares no enquistadas al sistema. La RyN es una primavera en la vida entrerriana, los docentes cantan, pintan y florecen en la nueva corriente, frente a la abulia y la resignación del partidismo gobernante, que es la patronal de siempre, demasiado gris.
El gobierno podría capitalizar esa energía que viene de la tiza y el pizarrón, pero para eso tiene que estar dispuesto a modificar sus conductas clientelares, sus palmaditas lisonjeras, sus dobles y triples discursos, su federalismo esmirriado impropio de un entrerriano que se precie.
Obreros de la tiza piden cancha
D.T.F.
El sistema lleno de vicios pondrá a prueba a los militantes y dirigentes de la RyN, a cada paso, y sólo en el ejercicio a pleno de la conducción podrá evaluarse si estos obreros, desde una mirada integral, ponen al niño, a la niña, a los gurises, en el centro de los proyectos, como destinatarios principales de todos los esfuerzos y los debates y los desvelos junto a los obreros mismos. No hay por qué dudar que estos obreros del aula aguzarán su capacidad creativa para superar los conflictos con recetas que nos sorprendan.
La cantidad por la cantidad misma dice poco: debe ser movilizada, cultivada, liderada para que no tropiece en caminos conocidos y trillados ya. El sindicalismo no es un edificio heredado de hormigón armado para usar como guarida de unos pocos, es una infusión extraordinaria al servicio del obrero y su comunidad, que debe ganarse a diario y prestigiarse y honrarse y recrearse con talento y generosidad; el sindicalismo es la yerba en una rueda de mate.
El sindicalismo debe saber debatir, planificar, con identidad propia, con olor regional, enlazado con los más diversos campos, y más si de educación se trata; enraizado en una historia regional propia que en Entre Ríos se presenta pródiga.
Este nuevo sindicalismo genera expectativas porque es insumiso pero no rígido: así se ha mostrado por ejemplo el profesor de Historia, César Baudino, en toda su combativa vida gremial. Sin desmerecer a otros dirigentes que bien pueden enriquecer la movida con sus aportes.
Entre Ríos perdió presencia en partidos políticos del país, y así en sindicatos y centrales obreras, en corporaciones empresarias, en organizaciones profesionales, en periodismo, pero no en las luchas agraria y ambiental. Y la RyN no se ha lavado las manos en las horas de definiciones sobre el ambiente y la tierra, se ha puesto al lado de los productores pymes y los ambientalistas, porque estos asuntos son primordiales en la vida entrerriana y en la escuela, y el sindicalismo jamás puede permanecer ajeno al entorno.
Ahora, ¿por qué el inocultable esfuerzo de esta columna periodística por subrayar en esta instancia las condiciones de estos docentes, por valorar su salto cualitativo? Es que el país parece retornar a momentos de incertidumbre y requiere organizaciones con altas dosis de responsabilidad, convicción, espíritu crítico, movilidad. Y es que frente a esa misma crisis urge pedir reglas claras para que el oficialismo no se anime a bastardear los resultados de unos comicios. (Aquí estamos ante una disyuntiva: por un lado, la rigidez es mala consejera; por otro, ceder a las arbitrariedades del poder es continuar en un camino sin méritos, y peligroso).
Con estos antecedentes, los argentinos bien podríamos volcar los ojos hacia este fenómeno rojinegro, que ya se hizo de dos elecciones limpias en 2008, y que trasciende el interés exclusivamente docente. Podríamos analizar lo que sucede porque aquí también, desde el movimiento obrero organizado, hay entrerrianas y entrerrianos de guardapolvo y tiza pidiendo cancha.
Especial para ANÁLISIS
No hay agrupación gremial entrerriana, en ningún rubro, que se compare en volumen, identidad, rebeldía y crecimiento a la llamada Rojo y Negro, de los docentes. Cualquiera sea el resultado de las elecciones complementarias (si se concretan) del 11 de diciembre (que desentonan con la bien considerada democracia de Agmer), los rojinegros y los simpatizantes de esta corriente de cambio ya se ganaron un capítulo este año en el libro de oro del sindicalismo, a puro pulmón. Algunos dirigentes y funcionarios, coincidentes en su cándido empeño por tapar el sol con las manos, hurgan en pormenores que puedan desdibujar la renovación, y por ahora no lograron más que fogonear un movimiento que, con las patas en el aula, se apresta a marcar rumbos en la política general de los panzaverdes. Pero ¿qué cambia en verdad y de fondo, para los docentes y el resto de los entrerrianos, esta suerte de primavera?
La cuestión docente dejó de ser un asunto sectorial, para teñir la vida de los entrerrianos.
La política en general acusará el impacto del avance, voto a voto, de la agrupación sindical Rojo y Negro –RyN- que está exhibiendo una construcción distinta, con buenos resultados.
Hay quienes pueden ver y no quieren, hay quienes no pueden ver, pero lo curioso del fenómeno es que llega no con fricciones sino con estribillos y banderas en alto. Lejos de ser una movida áspera, se pinta bien en las asambleas de debates firmes, en los encuentros de capacitación, en los fogones y los cánticos rebosantes de energía, de alegría, de vitalidad. Lo hemos constatado en las escuelas, en la calle.
Las obreras y los obreros de la tiza se pusieron a la vanguardia de una movida política hondamente transformadora, desde lo sindical. La semilla sembrada hace tiempo ha germinado, ha dado frutos, y en principio la comunidad política no parece advertir la masa crítica, en calidad y convicciones, de docentes que empujan el cambio. De docentes que no entienden la lucha educativa como aislada de otras luchas: al conferir poder mediante el voto, las maestras y los profesores están dando mandatos políticos muy claros y reformistas. De ahí que algunos políticos y gremialistas con poder tradicional se muestren renuentes a reconocer esta victoria con mayúsculas.
Educación en un sistema
La identidad de la RyN, bien definida y “a paso de vencedores” (como mandaba el general de Ayacucho a los combatientes de toda la América Criolla para erradicar al conquistador), esa identidad podría explicarse a través de distintos testimonios pero esta agrupación se exhibe mejor y entera en su intercambio con las escuelas, en un ir y venir siempre con preguntas y respuestas.
Ese ensamble está a la vista, no hay una elite distante, hay una conducción en diálogo permanente. Y también se muestra aquella identidad en ese mundo distinto que simboliza el Encuentro Latinoamericano de Alfabetización Popular, obra genuina de participación, reflexión, debate, de aporte por encima de la coyuntura y con mirada sistémica. Ese Encuentro anunció lo que será el gremialismo con la presencia masiva de esta joven generación de docentes que valoran el saber escuchar, legado de Paulo Freire.
Ese bien llamado “Encuentro”, entregó una lección extra: la decisión del oficialismo de ausentarse. Tal vez hasta ese punto deba retrotraerse el oficialismo en retirada, para explicarse la raíz de sus derrotas de 2008. Tal vez hasta la miopía aquella.
Con liderazgos, sí, pero sin paternalismos, lo que se ve en el nuevo universo de los docentes es una corriente, y muy arraigada en asuntos políticos y sociales. Ya no se puede comprender a la educación como un tema aparte, aislado, sólo para especialistas y encasillado entre los pupitres y el pizarrón.
Tampoco cierra aquella práctica del diálogo a solas y a escondidas entre el sindicalista y el ministro para evaluar qué se puede conseguir, qué será lo mínimo que pueda torcer una medida de acción. No. Los mismos docentes entrerrianos, las maestras, los profesores, o una gran masa de ellos, hoy nos exigen (enhorabuena) ubicar la educación dentro de un sistema, y abordar los grandes asuntos con transparencia, a la luz del día, sin compincherío inconducentes, sin connivencia.
No se sostiene
Los que más saben del sistema, los que padecen las estructuras anquilosadas y a veces se sienten entrampados y enviciados, ellos mismos, decidieron abrir los ojos y nos están pidiendo que abramos los ojos porque esto no se sostiene. La corriente debe interpretarse, así, como una convocatoria a darnos mutuamente las manos porque la reforma necesaria en la educación y sus circunstancias no será sin sacudones. Y todo porque la experiencia entregó una gran conclusión: como van las cosas, si no se produce la reforma, si caemos en la resignación del discurso único, terminaremos chocándonos.
Los docentes entienden que la mirada clásica los frena, los castra, y sólo conviene a gobernantes sin otro proyecto educativo que el conservar lo que hay, con el menor conflicto posible. Esa consigna de no mover el avispero conviene a dirigentes más o menos comprometidos con el poder de turno (con compromisos que, a todas luces, alfombran el plano inclinado), y en parte es aceptada por padres que prefieren aceptar el sistema como está, conservar las apariencias.
La nueva corriente se expresa en las posiciones críticas adoptadas por la RyN en distintos asuntos, en este lustro; en temas vinculados a educación, salario, relación laboral, capacitación, inversiones en los edificios y soportes técnicos; y también en conciencia de que una verdadera y necesaria revolución educativa no debe esquivar el debate sobre pedagogía, sobre los temas del aula, desgranamiento de la matrícula, modos de retención de chicos sin desatender la calidad del proceso de enseñanza, democracia sindical… Pero en el mismo plano, y aquí está el plus de la RyN, una mirada integral sobre la educación obliga a incursionar en otros puntos: sistema económico, producción, impuestos; distribución de recursos, federalismo, coparticipación, presupuestos, rol del estado, política en suma. Igualdad de oportunidades, prioridades, pueblo, cultura, identidad regional y continental, justicia, proyecto de país, inserción de la Argentina en Latinoamérica… Esta corriente plantea a los entrerrianos, a todos, que no es estrechando la mira como se comprenderá el estado de la educación y como se superarán los problemas, sino al contrario: abarcando el sistema en su complejidad, ampliando el panorama, escudriñando en las causas, las raíces. E imaginando un sistema que acepte interrogantes, que no niegue la crisis, que dé respuestas eficaces durante los próximos 20 años. Esta renovación dice ¡basta! Dice que los bacheos son un engaño, un placebo para entretenernos, que se necesitan rutas nuevas.
La deuda pública, también
Estamos entonces ante un giro de 180 grados en la óptica y eso se traducirá en cosas concretas. Los docentes dieron un gran salto y resta ver si la sociedad acompaña, cuando otros gremialistas más aferrados a lo clásico, y los gobernantes, prefieren que el modelo que los sostiene no sea puesto en cuestión.
Para decirlo con ejemplos: si el sindicalismo tradicional reclamaba 50 pesos más al mes (sólo para una referencia), la nueva corriente reclamará un sueldo digno, una escala no achatada, y con la misma intensidad señalará el modo de que los chicos retornen al aula, el modo de hacer del aula un lugar, un ámbito; y apuntará los temas a tratar, el modo de abordarlos, los soportes técnicos para lograr los objetivos, los recursos de todo tipo para permitir que la educación salga de los oropeles con tantos docentes deprimidos y tantos alumnos sumidos en el desánimo, todo un mundo uniforme y desabrido, en una decadencia que el voluntarismo del trabajador no alcanza a revertir. Contra esta decadencia marcha la corriente, eso es lo que demuestra la RyN y promete hacia futuro. Por eso es su hora, por eso esta energía grupal merece una oportunidad. Otros ya la tuvieron y la aprovecharon a su modo, con errores y aciertos que la historia sabrá juzgar.
Pero, para cerrar la idea, véase que esta corriente no agota la mirada en lo estrictamente educativo para hacer el diagnóstico y emprender el cambio necesario, sino que busca comprender al ser humano, y comprenderlo ante la incidencia del contexto (la lectura del contexto, mandaba Freire): las deudas con sectores postergados, los pagos a la pretendida deuda externa/eterna, la propiedad de los medios de producción, el proyecto de tren bala, la concentración del comercio en pocas manos, la cantidad de recursos que fluyen por las petroleras y mineras privatizadas y por la corrupción, la concentración del uso y la tenencia de la tierra… ¡La saludable distancia entre el sindicato y el gobierno!
Lo que viene, vale repetirlo, cambiará la manera de abordar los problemas y mañana diremos: los docentes lo hicieron.
Una cosa es, pues, reclamar recursos y otra involucrarse para señalar dónde pueden estar esos recursos, de qué forma usarlos y en qué proyecto. Una cosa es pedir lo mínimo, otra reclamar con fundamentos lo justo. Una cosa es resignarse a lo que supuestamente se puede, y otra luchar por lo que se debe.
Una cosa es pedir tibiamente un presupuesto para esta educación, y otra cosa es debatir y redactar un plan acabado, un proyecto educativo, y en virtud de ese proyecto enumerar los recursos necesarios y exigir decisiones con un conocimiento integral de la situación.
Lejos del partidismo
No es el sindicalismo el ámbito del partidismo, sí de la política. El sindicalismo clásico en la docencia se circunscribió a asuntos puntuales del área, demorado en circunloquios para señalarle injusticias y contradicciones al poder de turno. Allí puede haber otro punto para la reflexión, porque en tiempos de crisis las responsabilidades de un sector que conoce el tema educativo se multiplican, en proporción directa a la desidia de los gobiernos. Por eso no está mal esperar del docente una advertencia sobre el destino aciago que nos espera si continuamos caminando el plano inclinado de la desazón, y un diagnóstico político complejo y crítico. Y allí es, precisamente, donde se ve más sólida la RyN.
Sin tachar a nadie y sin poner en juego simpatías personales, si lo que interesa es la política, y en este caso más específicamente la política gremial, conviene estar atentos porque un sindicalismo fofo, sinuoso, oportunista, puede camuflarse detrás de una figura individual potable y hasta querible.
Lo que importa entones es la movilidad, la gracia, la creatividad de los que empujan desde abajo, el proyecto acabado, los testimonios grupales, y la articulación aceitada de los líderes con sus representados.
82 a 18 dice mucho
Los entrerrianos de la agrupación RyN decidieron curarse en salud, y en vez de agotarse en quejas y reclamos internos, optaron por dar debates, presentar propuestas, definir posiciones firmes ante la patronal. Esa es la agrupación que está a un paso ya de conducir el gremio más grande de la provincia de Entre Ríos, y de hecho logró una victoria admirable con el 82 % de las voluntades en el departamento Paraná, en elecciones transparentes. Donde el oficialismo mejor exhibe sus métodos, en Paraná, sólo alcanzó el 18 % de las voluntades, y manejando (y acaparando) un presupuesto formidable. El tirón de orejas para esos métodos, aquel 12 de noviembre, todavía aturde. Y si el oficialismo ya equivocó caminos, mal haría en postergar la autocrítica.
La RyN no llegó, entonces, para improvisar ni experimentar. Llegó con una solidez que puede repercutir en la educación y la política entrerriana. Pero hagamos aquí una salvedad: el cambio está ahí, siempre que esta identidad no sea malversada o licuada en disputas estériles; siempre que la hermosa energía ciudadana que estamos señalando no sea despilfarrada en puteríos domésticos a los que todos estamos expuestos, sin excepción, zonceras de las que la RyN deberá prevenirse.
Y el niño ya nació
Los entrerrianos asistimos este mes de noviembre, algo azorados, a un verdadero parto. La criatura nació, no depende ya de elecciones complementarias o acciones judiciales, no: la RyN tomó vuelo propio y está para conducir y de hecho ya conduce a los docentes, por la fuerza de las convicciones y la organización. Hay un liderazgo natural, y también hay mayoría: el 12 de noviembre la RyN ganó las elecciones. Los presidentes de mesa titulares y suplentes, y los fiscales de mesa de todas las agrupaciones firmaron actas transparentes que le dieron el triunfo a la RyN. ¿Qué pensarán los fiscales que entregaron toda una jornada de su valioso tiempo, para que el interés de unos pocos determine que su labor resultó defectuosa? Si estas elecciones no fueron válidas, entonces habrá que anular quién sabe si todas las elecciones conocidas en Entre Ríos, incluso en la propia Agmer.
¿Se ha buscado el pelo en el huevo? No abundaremos aquí sobe las razones de esta práctica, pero diremos que no son pocos los independientes que piensan que, en las mismas circunstancias, si la lista oficialista hubiera llevado una ventaja de 40 votos, la Junta Electoral la hubiera proclamado sin más. Esa es la sensación que experimenta gente no metida en la interna. Hay un dejo inocultable de arbitrariedad.
La Junta Electoral tenía un arma y jamás debió desenfundarla. Una verdadera pena, por los efectos del error.
En cualquier caso, con el resultado que sea en la justicia o en las nuevas urnas, acaba de nacer definitivamente un movimiento obrero docente en condiciones de capitalizar lo positivo de estas dos largas décadas, y destinado a sacudir la educación de la modorra.
Ahora, ¿se dan cuenta los políticos de este grito docente? A primera vista parece que no. Los llamados telefónicos de funcionarios de segunda y tercera línea a periodistas de algunos medios masivos para exigir que publiquen noticias favorables a la lista oficial de Agmer demuestran que los políticos partidistas están hoy a años luz de comprender el fenómeno. Qué pesada y mortificante se muestra la maquinaria partidista vertical, al lado de la agilidad, las luces, la horizontalidad, la vida en suma de organizaciones populares no enquistadas al sistema. La RyN es una primavera en la vida entrerriana, los docentes cantan, pintan y florecen en la nueva corriente, frente a la abulia y la resignación del partidismo gobernante, que es la patronal de siempre, demasiado gris.
El gobierno podría capitalizar esa energía que viene de la tiza y el pizarrón, pero para eso tiene que estar dispuesto a modificar sus conductas clientelares, sus palmaditas lisonjeras, sus dobles y triples discursos, su federalismo esmirriado impropio de un entrerriano que se precie.
Obreros de la tiza piden cancha
D.T.F.
El sistema lleno de vicios pondrá a prueba a los militantes y dirigentes de la RyN, a cada paso, y sólo en el ejercicio a pleno de la conducción podrá evaluarse si estos obreros, desde una mirada integral, ponen al niño, a la niña, a los gurises, en el centro de los proyectos, como destinatarios principales de todos los esfuerzos y los debates y los desvelos junto a los obreros mismos. No hay por qué dudar que estos obreros del aula aguzarán su capacidad creativa para superar los conflictos con recetas que nos sorprendan.
La cantidad por la cantidad misma dice poco: debe ser movilizada, cultivada, liderada para que no tropiece en caminos conocidos y trillados ya. El sindicalismo no es un edificio heredado de hormigón armado para usar como guarida de unos pocos, es una infusión extraordinaria al servicio del obrero y su comunidad, que debe ganarse a diario y prestigiarse y honrarse y recrearse con talento y generosidad; el sindicalismo es la yerba en una rueda de mate.
El sindicalismo debe saber debatir, planificar, con identidad propia, con olor regional, enlazado con los más diversos campos, y más si de educación se trata; enraizado en una historia regional propia que en Entre Ríos se presenta pródiga.
Este nuevo sindicalismo genera expectativas porque es insumiso pero no rígido: así se ha mostrado por ejemplo el profesor de Historia, César Baudino, en toda su combativa vida gremial. Sin desmerecer a otros dirigentes que bien pueden enriquecer la movida con sus aportes.
Entre Ríos perdió presencia en partidos políticos del país, y así en sindicatos y centrales obreras, en corporaciones empresarias, en organizaciones profesionales, en periodismo, pero no en las luchas agraria y ambiental. Y la RyN no se ha lavado las manos en las horas de definiciones sobre el ambiente y la tierra, se ha puesto al lado de los productores pymes y los ambientalistas, porque estos asuntos son primordiales en la vida entrerriana y en la escuela, y el sindicalismo jamás puede permanecer ajeno al entorno.
Ahora, ¿por qué el inocultable esfuerzo de esta columna periodística por subrayar en esta instancia las condiciones de estos docentes, por valorar su salto cualitativo? Es que el país parece retornar a momentos de incertidumbre y requiere organizaciones con altas dosis de responsabilidad, convicción, espíritu crítico, movilidad. Y es que frente a esa misma crisis urge pedir reglas claras para que el oficialismo no se anime a bastardear los resultados de unos comicios. (Aquí estamos ante una disyuntiva: por un lado, la rigidez es mala consejera; por otro, ceder a las arbitrariedades del poder es continuar en un camino sin méritos, y peligroso).
Con estos antecedentes, los argentinos bien podríamos volcar los ojos hacia este fenómeno rojinegro, que ya se hizo de dos elecciones limpias en 2008, y que trasciende el interés exclusivamente docente. Podríamos analizar lo que sucede porque aquí también, desde el movimiento obrero organizado, hay entrerrianas y entrerrianos de guardapolvo y tiza pidiendo cancha.